Sí, se trata de un año que acaba bien porque ya llevamos ocho de crisis y algo empieza a cambiar
La campaña navideña está en marcha. El consumo en las señaladas fechas de esta cita anual se dispara. En los días venideros, sentimientos y deseos convierten el dinero en un vehículo para compensar lo acontecido durante todo el año. El exceso se convierte muchas veces en exhibicionismo pero también en una especie de catársis con la que equilibramos esfuerzo, trabajo, éxito y errores.
Independientemente de las referencias éticas y las justificaciones de todo tipo, estas fiestas generan también un gran movimiento económico para muchas empresas cuyo negocio está vinculado a ciclos estacionales.
Este impulso hace que se generen muchos empleos, se dispare la logística de las empresas y se examinen los equipos directivos en relación a sus previsiones comerciales. La producción ya ha hecho sus deberes y la innovación posiblemente descanse un poco a la espera de las primeras ferias de la primavera. Es el momento de vender.
A los consumidores les decimos desde estas líneas que hagan sus compras con moderación e inteligencia y que sean conscientes de que hay empresas y personas que se esforzarán mucho por generar felicidad y satisfacción.
A las empresas les recordamos que la honestidad a la larga es más sólida que el oportunismo y que están proyectando el valor de la comunidad a la que sirven. La responsabilidad empresarial y la solidaridad van de la mano con el éxito, no solo en los beneficios sino en lo que reflejan a la ciudadanía.
Felices fiestas y próspero 2017
Este artículo ha sido leído por 81 visitantes únicos