El valor de la recuperación sostenible llena la boca de políticos y administraciones antes de las elecciones
Nos sale en el titular de la revista Corempresa Nº 14 un juego de palabras que confunde por su doble interpretación. Vamos verlo. El valor de la recuperación sostenible anunciada en términos políticos es más una pregunta que una afirmación. Hay movimiento positivo en la macroeconomía, esa que a nadie le importa incluso cuando todo se viene abajo, pero que es la causa, por la codicia infinita, de muchos desastres y tragedias humanos. Lo que ocurre que sólo lo perciben los dioses del Olimpo. En cuanto a la sostenibilidad de esa recuperación es una afirmación con efectos hipnóticos ya que es lo que se dice generalmente antes de unas elecciones que apuntan a un cambio de gobernantes. Pero debemos tener fe, como siempre.
De lo que queríamos hablar realmente en esta revista es del valor, y de su peso en la economía, de la recuperación y del reciclaje. Y también sobre que este valor aumenta cuanto más sostenible es esta práctica, es decir cuando el concepto se integra culturalmente en personas, en empresas y en la identidad social de un país, para quedarse para siempre.
No decimos ninguna barbaridad si afirmamos que muchos procesos productivos intensivos han acabado con ecosistemas, con poblaciones, con culturas, etc. La lista de despropósitos es larga, pero llegan tiempos de reinversión de esta tendencia. El reciclaje es ahorro, pero también lo es la recuperación y la restauración. En este sentido podemos crear un efecto dominó si reciclamos adecuadamente una pila, separamos la basura doméstica por categorías o, esto es más difícil, abandonamos esa idea de que solo lo nuevo nos trae la felicidad.
No podemos parar el consumo, pero podemos educarlo. Este es un buen camino para la sostenibilidad.
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