Debemos implicarnos todos en la lucha contra la corrupción, porque es la principal lacra que dinamita la cohesión social
Parece que varios factores son determinantes para la salida de la crisis. La revolución 4.0 de la industria cambiará los métodos de producción, los comportamientos de los mercados, los hábitos de vida y las pautas de consumo. Por otro lado, la conformación de los grandes tratados internacionales de libre comercio apuntan a un mercado global donde las mercancías estarán sujetas a unos sistemas de tributación estandarizados que facilitarán su distribución urbi et orbe.
Esto ya se ve venir, pero no es una suma simple. Existen incógnitas tan variables como la pobreza, los conflictos bélicos, el cambio climático, por citar algunas, que dan alas a un factor reductor, en una compleja ecuación, que da como resultado la corrupción. Ésta, y no otra, es la causa directa de que un mundo perfecto basado en democracias avanzadas, tecnologías eficaces y relaciones comerciales justas sea una utopía.
La corrupción es el enemigo porque crea inseguridad jurídica ya que su fuerza emana directamente de administraciones degradadas, supeditadas ahora a intereses globales de oscuros lobbys. Y no somos los únicos alzamos la voz.
Es por ello, que desde el editorial de este último número que publicamos en el 2015 de la revista online Mercadoindustrial.es, deseamos que la reactivación económica venga fuertemente apoyada por la voluntad inequívoca de los gobiernos para atajar en todos los ámbitos de la economía mundial esta lacra.
Pondremos nuestro granito de arena siendo consumidores exigentes y realizando compras responsables, porque esta actitud es un primer paso para avanzar en el fomento de la transparencia y la honestidad en todos los mercados y en la sociedad. Por favor, no valoren estas palabras como una vulgar demagogia sino como un deseo sincero de prosperidad.
Desde estas líneas, les deseamos un feliz 2016.
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