El talento necesita formación para que el éxito alcanzado perdure en el tiempo
El talento, esa especie de magia que hace fluir el éxito, no sirve para gran cosa si no va acompañado de los recursos poderosos que solo pueden ser adquiridos mediante una buena formación.
Hablamos naturalmente de un éxito acompañado de trabajo y no de casualidad u oportunidad. Aunque estos tres elementos se den juntos, el primero es el que permite la sostenibilidad y continuidad, es la energía pura; los otros dos, también llamados suerte e instinto, no son más que chispas efímeras.
El talento brilla mucho con el oportunismo o la fortuna ocasional, no hay duda. Pero la sombra es el corto plazo de vida que tiene su éxito. Esto está bien para las personas que viven el momento sin reflexionar en las responsabilidades del éxito. Pero no es un planteamiento correcto para directivos o responsables de empresa, de cuyo talento dependen trabajadores y sus familias. Para una persona que dirige una empresa, la formación es indispensable porque su éxito tiene una proyección más allá de sus propias necesidades inmediatas. En otras palabras, una buena formación permite sobrellevar la responsabilidad propia de la autoridad por la confianza que genera en nosotros mismos y en otras personas.
Necesitamos dirigentes bien formados en las empresas, en la política y en todas las organizaciones a las que confiamos nuestro dinero, voto o esperanzas. Ya hemos visto muchos casos de los resultados del oportunismo y de la “chiripa” en los negocios. Por ello es recomendable promocionar a líderes con valores y formación, cuyo éxito exporte confianza.
De este tema hablamos en la revista online Talentoynegocio Nº 15
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