La digitalización en las empresas es necesaria para enfrentarse a los nuevos retos. En este sentido invertir en digitalización es actuar en positivo
Arrancamos el 2017 y vemos algunas luces que hacen pensar que el ejercicio que se presenta puede tener unas tendencias positivas muy esperanzadoras.
Todo el mundo es consciente de que hay grandes incógnitas que nos inquietan como los nubarrones previos a las tormentas, pero nada hay más estimulante que comenzar con algunas buenas noticias de proximidad. En este sentido la tendencia de creación de empleo se mantiene en un ligero crecimiento, numerosas industrias presentan números en positivo y hay una clara mejora en el consumo. Estas tendencias no parecen una simple artimaña de propaganda política, sino una realidad que tiene su origen principal en los grandes sacrificios que se han realizado en España para superar las principales consecuencias de la crisis que explotó en el 2008.
Sin duda, la tecnología seguirá siendo el motor del cambio de tendencia. Estamos transformando nuestra forma de vivir gracias a la gran revolución tecnológica que nos avanzó la creación de la red de internet. La movilidad, el big data, la industria 4.0 transformarán las reglas del mercado laboral y la vida de las personas hasta niveles solo imaginados, pero falta que la legislación y la cultura empresarial se adapten a la misma velocidad para poder asentar los beneficios venideros que nos aportará la tecnología.
Por todo ello la adaptación digital de las empresas y de las administraciones es el gran reto para los próximos años y no debe ser limitado por una legislación que aún se rige por papeles sellados y firmados haciendo bulto en pesados legajos. Vamos a modernizarnos, por favor.
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